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VIGILA LO QUE TE DICES, ESO SERÁ LO QUE SEAS

Nunca vas sola, siempre va contigo esa vocecilla que comenta todo lo que haces, dices y sientes.

¿Es tu aliada? ¿Trabajáis en equipo para hacerte la vida más fácil?

¿O por el contrario es tu mayor enemiga?

Puedes cambiar tu percepción y con ella tus emociones si trabajas de la mano de tu diálogo interno.

El espacio terapéutico no se reduce a la parte clínica. También es un espacio de cuidado y autoconocimiento, donde aprender a ser tu acompañante de vida.

EL DIÁLOGO INTERNO

¿Dónde surge el lenguaje con nosotras mismas?

Para responder esta pregunta, recurriremos a la teoría del desarrollo del lenguaje y el pensamiento de Vygotsky, que establece la interiorización del lenguaje como un paso evolutivo crucial de la evolución, ya que permite la formación de funciones psíquicas superiores.

Cuando tenemos alrededor de 3 años el lenguaje adopta dos funciones importantes:

Este diálogo interno con una misma es producido inicialmente en voz alta cuando somos pequeñas y está destinado a ser interiorizado cuando llega la segunda infancia hacia los 7-8 años. El diálogo interno recoge todos los pensamientos que una persona dirige a sí misma y, a través del mismo, se guían las acciones de cada una.

Todo aquello que has recibido del exterior (cómo te hablaban tus padres, cómo se dirigen a ti, que cosas te exigen…) hace que tu diálogo interno se desarrolle de una forma u otra.

La cultura de la crítica también tiene gran peso. Si toda tu vida te han puesto una etiqueta (vaga, tonta, gorda, fría…) es fácil creerla e integrarla en tu autoconceoto.

El Diálogo Interno se presenta en forma de frases que pasan muy rápidamente por nuestra mente y muchas veces no somos capaces de percibirlas de forma consciente. Pero aún así nos impactan ¡Y mucho! Van influyendo en nuestro estado de ánimo y en nuestra autoestima.

Al escuchar esas frases, una y otra vez, se va conformando una verdad interna. Una verdad sobre nosotras mismas, sobre los demás, o sobre el mundo. Y luego actuamos como esa persona que creemos que somos, o con esas personas que creemos que hay allí afuera.

Cada vez que nos encontramos en una situación, sobre todo si es nueva, se activa esta voz que evalúa lo que sucede.

Esa evaluación está basada en hechos y percepciones del pasado: la mente compara el hoy con la experiencia anterior para adecuarse a esta situación nueva. El objetivo pareciera ser protegernos y prepararnos. Pero, a menudo nos limita, paraliza y asusta. Nos resta energía y vamos configurando nuestro autoconcepto, no con hechos reales, sino con la voz que creamos en nuestro interior.

¿CONOCES LOS TIPOS DE DIÁLOGO INTERNO?

Diálogo positivo

Refuerza la autoestima y la seguridad y nos dirige con determinación hacia nuestros objetivos.

«Puedo con esto, es normal que me sienta insegura, nunca lo he hecho antes, pero tengo las capacidades para enfrentarlo»

Diálogo autocrítico

Reduce el valor de tus logros y exalta los defectos. Te mantiene en confrontación constante. Tiende a ser dependiente de los demás y se compara con los demás para sentirse en desventaja. Envidia a quienes alcanzan sus metas y lo frustra ser incapaz de alcanzar las suyas.

«Soy una débil, no puedo, soy incapaz, no lo merezco»

Diálogo autoexigente

No te permite aceptar los errores, mantiene una fuerte convicción de nunca hacer suficiente y de estar carente de recursos. Caracterizado por un estrés crónico desencadenado por una profunda búsqueda de la perfección

“no es suficiente, no está perfecto, no ha salido como me hubiera gustado”,

Diálogo victimista

Te mantiene en un callejón sin salida, sin recursos para poder superar las situaciones y te otorga una visión negativa de la vida y de tus capacidades. Lo que te lleva a afirmar que no hay cura o avances en el progreso. Nos genera una sensación de que todo va a seguir igual, nos lamentamos, pero no encontramos la motivación para cambiar las cosas.

«Nadie me entiende, nadie me valora, sufro y no les importa.»

Diálogo Catastrófico

Estado de hiperalerta y anticipación de los acontecimientos, que te mantiene inmersa en una creciente ansiedad por el futuro. Al anticiparnos a los hechos (que seguramente no sucederán) estos se magnifican. Esto da como resultado una percepción errónea, que puede llegar a desencadenar una crisis de pánico.

“Todo puede convertirse en una tragedia cuando menos lo espero, si puede salir mal, saldrá mal”

TU DIÁLOGO INTERNO GUÍA TUS ACCIONES E INFLUYE PROFUNDAMENTE EN TU ESTADO DE ÁNIMO

CORRIGE TU DIÁLOGO INTERNO PARA CAMBIAR LA PERCEPCIÓN DE TU MIRADA

¿CÓMO PUEDO CAMBIAR MI DIÁLOGO INTERNO PARA CONVERTIR ESA VOZ EN MI ALIDADA?

Habla en segunda persona: los estudios demuestran que es más efectivo hablar con la segunda persona singular que usar el Yo.

Date instrucciones breves y directas: mantente concentrado, relájate, etc.

Sustituye el «debo» por el «quiero«: el quiero te pone en una situación de liderazgo y te motiva a gestionar mejor la situación, por ejemplo, «realmente quiero conseguir ese trabajo».

Elimina – o disminuye al máximo – la palabra «NO»: el cerebro humano no percibe inmediatamente la negación. Para poder negar un pensamiento, la mente debe primero visualizarlo y luego «borrarlo». Para elaborar soluciones y aprovechar al máximo los recursos, es mucho mejor acostumbrarse a usar la forma positiva.

Por ejemplo, decir «acuérdate» en vez de «no te olvides».

Reconoce los pensamientos disfuncionales y conviértelos en funcionales: reconoce tus frases disruptivas y negativas y practica convertirlas en frases positivas y motivadoras. Con la práctica cada vez te saldrá de forma más natural y automática.

RECUERDA QUE ESA VOZ LLEVA MUCHO TIEMPO HABLANDO DE FORMA DESAGRADABLE ACERCA DE TI Y DE TU ENTORNO, LLEVARÁ TIEMPO ENSEÑARLE UN NUEVO LENGUAJE.

¡TEN PACIENCIA!